El 13 de Septiembre de 1970 el Dr. Milton Friedman, profesor de economía de la Universidad de Chicago, publicó un artículo en la revista de The New York Times titulado La Responsabilidad Social de los Negocios es de Maximizar sus Ganancias. Como indica el título, Friedman refiere que un administrador eficiente de negocios no solamente tiene la obligación de buscar que su negocio sea rentable, sino que tiene la responsabilidad de hacerlo a todas costas. Esta posición conllevó a la teoría conocida como “la visión del accionista” dado que, bajo esta perspectiva, la obligación financiera debida a los socios de maximizar las ganancias toma prioridad sobre todo lo demás.
No fue sino hasta 1984 cuando R. Edward Freeman publicó su libro, Administración Estratégica: El Enfoque de las Partes Interesadas, que se propone una nueva teoría: no solamente son los accionistas quienes dependen e inciden en la empresa; sino que también existen otros individuos o grupos que se ven afectados por los negocios. Estas partes interesadas (“stakeholders”) — además de los accionistas — incluyen a los clientes, los trabajadores, los proveedores, los acreedores financieros, la comunidad y el gobierno, entre otros. El argumento es que el rendimiento de la compañía tiene un impacto, directo o indirecto, en todos ellos.
“La responsabilidad social empresarial se ha convertido en una bandera de los negocios modernos, en la que las empresas han tomado consciencia de su posición única para contribuir y dar la comunidad.”
La visión del accionista de Friedman sugiere que solamente empresas exitosas tienen la capacidad de crear más trabajos, pagar más impuestos y contribuir a la economía en general; así que, la sola obligación financiera debida a los accionistas es donde termina su responsabilidad con la sociedad. Esta es una definición muy reducida que predominó toda una década en la que compañías defendían prácticas de negocios ahora cuestionables para ser “socialmente responsables”. Por ejemplo, durante los 1970’s, la discriminación comercial, la explotación laboral, la fuerza de trabajo sobrecargada y mal pagada, los acuerdos de exclusividad injustificados, la fijación de precios, los materiales de baja calidad, los pobres estándares de seguridad y la contaminación ambiental, entre otras, eran prácticas de negocios comunes que buscaban reducir costos para incrementar las utilidades de las empresas.
El enfoque de los stakeholders de Freeman, por otro lado, indica que mientras los directores de una compañía sí tienen una obligación financiera con sus accionistas, las operaciones éticas y responsables de una empresa deben de tomar en cuenta los intereses de todos los stakeholders, sin darle prioridad a uno sobre el resto. A como afirma Freeman, un administrador de negocios eficiente es aquel que logra “…mantener las relaciones entre todos los stakeholders en equilibrio”. Bajo el enfoque de los stakeholders, es en este equilibrio donde se encuentra la responsabilidad social de la empresa.
La definición de responsabilidad social en la actualidad se deriva del enfoque de los stakeholders de Freeman, y es mucho más amplia. Hoy en día, requiere de un compromiso con todos los stakeholders de la compañía, incluyendo hasta los competidores y el medio ambiente. La Responsabilidad Social Empresarial se ha convertido en una bandera de los negocios modernos, en la que las empresas han tomado consciencia de su posición única para contribuir y dar a la comunidad. En este sentido, las prácticas modernas de responsabilidad social empresarial descansan grandemente en medidas voluntarias que toman las empresas por su propia iniciativa, reconociendo que el propósito de los negocios no se limita solo a cumplir con la obligación financiera hacia los accionistas, sino que encierra una obligación general para todos los stakeholders y para la sociedad en su conjunto.