El 20 de Noviembre del 2017 el Departamento de Justicia de los Estados Unidos presentó una acción judicial en contra de la fusión anunciada de las compañías AT&T y Time-Warner, alegando que la compañía que resulte de la fusión terminaría con una posición dominante sin rival en el mercado de medios, que daría lugar a abusos y prácticas anticompetitivas en contra de sus competidores y de los consumidores en general. AT&T era una de las compañías proveedoras de servicios de telefonía e internet con mayor cobertura en los Estados Unidos y en el 2015 adquirió a DirecTV, la empresa de televisión satelital más grande del país. Por su parte, Time-Warner era propietaria de importantes medios de comunicación y productoras de contenido como los canales de televisión por cable HBO, TNT y CNN, al igual que del estudio cinematográfico Warner Bros.
Ambas compañías afirmaban que la fusión — en la que AT&T adquiriría a Time-Warner por USD$108.7 mil millones — tenía el propósito de combinar el universo de contenido de medios, programación y producciones originales de Time-Warner con las plataformas digital y satelital de AT&T y DirecTV. Alegaron que la fusión era en beneficio de los consumidores puesto que al ser la propia proveedora del servicio la propietaria del contenido, los costos de distribución y licenciamiento se verían reducidos, lo que se reflejaría en mejores precios para sus clientes. AT&T y Time-Warner sostuvieron que ambas operaban en dos mercados relevantes distintos y que cada división continuaría compitiendo por separado con sus propios competidores, por lo que los mercados no se verían afectados.
“Algunos expertos comparan [ el abuso de posición dominante ] con el ‘bullying’ en el patio de la escuela, donde el chico más grande acosa a uno más pequeño, precisamente por ser pequeño.”
El Departamento de Justicia afirmaba que la fusión resultaría en graves perjucios para los consumidores, ya que los competidores de AT&T obtendrían tarifas y condiciones menos favorables para las licencias de distribución de los canales y contenido de Time-Warner, que las que tendría AT&T. Algunos proveedores más pequeños, sin capacidad de asumir esas nuevas tarifas y condiciones, podrían optar por no distribuir los canales y contenido de Time-Warner del todo, o bien, por asumirlas incrementando los precios a sus clientes para amortiguar este aumento en costos. En ambos casos, AT&T quedaría como la única oferta viable para los consumidores, tanto por precio como por contenido.
Al final, AT&T y Time-Warner salieron triunfantes en los tribunales, y la fusión se formalizó en Junio del 2018. La compañía resultante se conoce ahora como Warner Media. Sin embargo, la controversia ciertamente puso sobre el tapete el tema de la competencia y los riesgos que representa una compañía con posición dominante en el mercado. El abuso de una posición dominante resulta cuando las compañías se aprovechan de su fortaleza financiera o de una cuota de mercado considerable para explotar de forma desleal la vulnerabilidad de sus competidores más débiles, con el único fin de restringir la libre competencia o de sacarlos del mercado completamente. Algunos expertos lo comparan con el bullying en el patio de la escuela, donde el chico más grande acosa a uno más pequeño, precisamente por ser pequeño.
Por ejemplo, los fanáticos de Las Guerras de las Galaxias esperaron ansiosos el estreno de Episodio VIII: El Último Jedi, en el 2017. Se esperaba que esta película iba a ser una de las más taquilleras del año y que recaudaría cientos de millones de dólares a nivel mundial para Disney — la compañía madre de los estudios Lucasfilm, propietaria de la franquicia — al igual que para las cadenas y teatros de cine que la exhibieran. Lamentablemente, no todos los teatros de cine lo pudieron hacer.
El diario The Wall Street Journal reportó que Disney impuso una serie de condiciones a las cadenas y teatros de cine que deseaban exhibir la película. Aparentemente, Disney exigía hasta un 65% de la taquilla de cada cine, y la obligación de que la película permaneciera por lo menos durante 4 semanas consecutivas en la sala más grande del teatro. Algunas cadenas de cine dijeron que esas condiciones eran las “más onerosas” que jamás habían visto.
Disney se ha valido del hecho que es el estudio cinematográfico más exitoso del planeta, siendo la compañía madre no solo de los estudios Lucasfilm (Las Guerras de las Galaxias, Indiana Jones), sino también de los estudios Marvel (Los Vengadores, El Hombre Araña), los estudios Pixar (Toy Story, Frozen), los estudios Disney Animation (El Rey León, La Sirenita), y los estudios Walt Disney (Mary Poppins, Piratas del Caribe), entre otros. Esto le brinda a Disney una enorme ventaja al momento de negociar con las cadenas de cine, puesto que si éstas se oponen o rechazan las imposiciones de Disney se arriesgan a perder el derecho de exhibir las películas de cualquiera, o de todos, sus estudios — que han producido algunos de los éxitos más taquilleros en la historia y que son altamente lucrativos para los operadores de cine.
El problema recae en que las grandes cadenas de cine con varias salas pudieran darse el lujo de cumplir con las demandas de Disney, pero un pequeño teatro local de 1 o 2 salas no. Por un lado, las ventas totales y los márgenes de ganancias son menores para los pequeños, por lo que un 65% de taquilla les golpea más fuerte. Y por otro, comprometer su sala más grande a exhibir la misma película durante 4 semanas le restringe enormemente la posibilidad de exhibir otras películas de otros estudios, que prometen ser igual de taquilleras. Como resultado, los cines más pequeños terminan compitiendo de forma desleal con las cadenas de cine más grandes, y los demás estudios compitiendo deslealmente con Disney. Los ejecutivos de Disney saben esto — pero en fin, ellos son el chico más grande en el patio de la escuela.
En la saga del propio Disney, Las Guerras de las Galaxias, Anakin Skywalker se dejó cegar por sus ansias de grandeza y eventualmente sucumbió al Lado Oscuro para convertirse en el icónico villano, Darth Vader. Parecería que aquí las ansias de éxito de Disney igualmente pueden estarlo conduciendo a tomar un rumbo oscuro en un ya tenebroso y altamente concentrado mercado de medios.